Retiro de Pascua para jóvenes
La delegación diocesana de Pastoral Vocacion...
Las distintas realidades de vocación al matrimonio que se encuentra en nuestra diócesis son:
Hola, somos Noelia y Miguel, y llevamos poco ...
Laico es aquél que no es sacerdote ni religioso. Pero la vocación laical es más que un “no ser”. Exige la opción vital por unos valores vocacionales determinados que marcarán la vida del llamado. Quizá el laico no tenga conciencia de su propia vocación. Pero está llamado a desempeñar su propia profesión, guiado por el espíritu del Evangelio, contribuyendo a la santificación del mundo desde dentro. Por ello la misión de éste se extiende a ser testigos de Cristo en todo momento vivido en la sociedad.
Es una vocación esencial en la vida de la Iglesia. Los religiosos y consagrados son un símbolo de la radicalidad de vida evangélica, aquello a lo que toda la comunidad cristiana está llamada a ser. Son como esa brújula que señala el camino, o como un faro que guía en la oscuridad. Distingamos dos tipos dentro de esta vocación: vida contemplativa (oran por todo el pueblo, entregan su vida a la oración) y vida activa (entregan su vida a los demás en el servicio a los pobres, los que sufren, y a todos los hermanos).
El sacerdote es el hombre de los sacramentos, vive de ellos y a la vez los confiere. Es el que ha sido llamado y enviado para realizar un humilde servicio en favor de toda la humanidad. Al ser ordenado sacerdote: celebra la Eucaristía, perdona los pecados, introduce en la familia de los hijos de Dios a los que bautiza, lleva el consuelo de Cristo a los enfermos, en definitiva se configura plenamente con Cristo. Entrega su corazón por todo el pueblo, y es servidor para todos.